jueves, 14 de mayo de 2009

Un hombre se volvió a casar sin divorciarse de su ex y ahora va a juicio



En el juicio se vio al acusado distendido, sobriamente vestido y en compañía de su abogado. Sin embargo, luego de casi tres horas de cuarto intermedio, el jurado ingresó a la sala con un veredicto unánime: culpable.
Inmediatamente, el juez leyó la pena. El imputado fue condenado a diez años de prisión, sin goce de libertad condicional.
Entre las personas que presenciaban el juicio oral se pudo percibir un sentimiento de desasosiego por lo prolongado de la sentencia. A pesar de ello, la nota distinta que rompió los rígidos modos de la sala oral, fue la reacción de las esposas (la ex y la nueva), quienes sin ningún tipo de inhibiciones exteriorizaron su alegría con besos y caricias sensuales que superaban los límites de lo acostumbrado en los ámbitos leguleyos.
Las señoras abandonaron la sala tomadas de la mano, ante la inquisidora mirada de la concurrencia.


Noticia original tomada de:
http://www.minutouno.com/1/hoy/article/102845-Un-hombre-se-volvi%C3%B3-a-casar-sin%C2%A0divorciarse-de-su-ex%C2%A0y-ahora%C2%A0va-a-juicio/

2 comentarios:

Adrianina dijo...

Increíble. Parece un párrafo tomado de las páginas de una novela, no así una noticia de diario.
Me gustan los detalles formales del momento; como los besos y las caricias sensuales que intercambiaron ambas esposas.

Un beso Clau.

Unknown dijo...

Algo similar le pasó a un vecino mío, cuando descubrió el adulterio de su esposa, perpetrado con el sifonero, con este acontecimiento se armo la gorda.
Luego de idas y vueltas, escándalos, encarnizadas peleas, dimes y diretes.
Y el comienzo de una batalla legal, llegaron a un acuerdo; el marido se quedaría con el sifonero, y la ex mujer recibiría un cajón de seis sodas más un agua mineral sin gas, saborizada por semana.
Todo esto fue homolagado, por la IPMRV institución de problemas matrimoniales resueltos sin violencia. Se puede buscar el acta en dicho establecimiento cito en la calle Gdor Montoya 1336 (Gonzales Catán).

Juro que fue así, la vida tiene más sorpresas para darnos.